PLAYAS DE ROSARITO.- Alejados de la zona centro de la ciudad, en el Ejido Primo Tapia, se ubica un nicho donde resalta la naturaleza y sus colores son el reflejo de vida.
La floricultura, riquezas naturales que posee la ciudad de Playas de Rosarito y que es ignorada por muchos, fue durante varios años un producto valorado por extranjeros y el mercado nacional.
Pero las flores rosaritenses, han dejado de ser un buen un negocio y al igual que otras empresas en al región han sufrido la depresión económica lo que ha generado la reducción de personal y horarios, pero pese a ello los colores y el brillo de estos elementos naturales aún siguen siendo una pieza invaluable en esta ciudad.
Nichos de flores en la ciudad
Cuatro de ellos están ubicados cerca del camino vecinal El Descanso, en el Ejido Primo Tapia, a casi 3 kilómetros de la carretera libre Rosarito - Ensenada, se encuentran ubicadas las parcelas de flores. Detrás de las montañas, Los colores naturales de las flores resaltan y dan vida a quienes habitan el hogar además de ser una fuente de empleo para quienes habitan cerca.
Entre claveles, rosas, místicas y nardos son los que embellecen de forma silenciosa los ranchos que se ubican cerca del lugar.
Floricultura en descenso
Aunque están alejados de la ciudad la crisis económica también les ha generado impacto económico, ya que a la fecha se ha reducido el número de cosecha ya que se semanalmente se logran alrededor del tres mil por semana, cuando en años anteriores se colectaban hasta 35 mil por semana. Esto, por lo tanto ha generado el despido de trabajadores de las empacadoras de flores en la ciudad.
Así lo comentó, Don Isidro Villalobos, encargado del rancho las Dos Palmas, donde entre las buenas memorias recuerda cuando se tenía una población importante de empleados.
Rodeados de un ambiente natural por la cercanía del fluido Arroyo El Descanso y hasta el cantar de los pájaros, todo pareciera como si no existiera ninguna problemática, pero el enfoque natural de los que laboran son quienes más lo resienten.
Incluso en algunos ranchos se han tenido que limitar en la siembra de flores, como el caso del rancho Las Dos Palmas donde tan sólo cosechan claveles y en cantidades mínimas.
“Ahora sólo estamos trabajando dos días por semana, el martes y el viernes, los demás días ya no se trabaja porque no hay en que trabajar, todo se acabó, no hay nada que hacer”, comenta don Isidro mientras relata el cambio que ha sufrido el campo.
Nada más los recuerdos quedan
Atrás quedaron los recuerdos cuando no se daban abasto con el trabajo en la siembra y colecta de la flores, comenta don Isidro mientras mira con tristeza el área de la empacadora donde la fe no decae luego de tener una imagen de la virgen de Guadalupe y donde la adornan con luces de colores y claro, con una ofrenda de flores.
Y es que, comentó, tienen la esperanza que un día las cosas cambiarán, como antes, cuando la mayor parte de las flores se exportaban hacia Estados Unidos, casi un 80 por ciento y el 20 se vendía a la región, pero por ahora tendrán que continuar con un sistema diferente, adaptarse a que todo se queda en tierras mexicanas, no hay ventas para el país vecino.
“La cantidad que sale, no vale para cubrir los gastos del viaje, la agencia aduanal, si llevamos 3 mil claveles, cuánto vamos a gastar, no sale”, lamentó el trabajador.
Incluso, había días en que la gente de Ensenada, Tijuana y Mexicali viajaban hasta El Descanso para poder adquirir las flores de tierra rosaritense.
Es por eso que sólo esperan que esta crisis pase y poder regresar a los tiempos de antes.
“Hubo tiempos muy buenos que tuvimos trabajando de 12 a 10 horas diarias, cuando el tiempo lo tenias hasta los domingos, pero ya no”.
Recuerda cómo los primeros en participar en el trabajo de campo fueron personas provenientes del sur de la república particularmente de Guerrero y Guanajuato, pero son en su mayoría gente de ejido quienes ahora laboraban en el área.
“Pero ya ahora los que quedan son casi gente sola, hombres que no tienen familia y la van pasando con los dos días de trabajo que les dan aquí”, comentó.
Pocas horas de trabajo, pocas ganancias
Es en estas áreas, donde los trabajadores no se dan el lujo de perder el tiempo mientras permanecen ahí, lo que piden son más horas de trabajo.
“Ahora es diferente, tenemos dos días de trabajo por semana y póngale, ganamos como 250 pesos por semana, qué podemos hacer con eso”, mencionó.
Y hasta él mismo se cuestiona qué es lo que se puede comprar con ese sueldo cuando la canasta básica tiene precios elevados.
“Hay más invernaderos, pero tan sólo en este cañón del Descanso hay cuatro, pero todos estamos pasando por la misma crisis hay otros que tiene una mayor producción pero también rebajan sus días de trabajo porque no hay ventas como antes la había para Estados Unidos”.
De nada serviría el esfuerzo de autoridades
Para algunos trabajadores de esa zona, parece no darle importancia si se implementan planes anticrisis o medias para reactivar la economía ya que sus ventas están puestas en manos de los mercados americanos.
“Pueden las autoridades ayudar aquí pero sólo en producir, pero que vamos hacer con la producción, porque si no tenemos clientes”, describió don Isidro.
Incluso, dijo que de nada servirían dichos apoyos ya que si no hay demandas el producto tendrá que irse a la basura.
“Hubo veces que la cosecha se tuvo que tirar, toda un día porque no hay ventas”.
La floricultura, riquezas naturales que posee la ciudad de Playas de Rosarito y que es ignorada por muchos, fue durante varios años un producto valorado por extranjeros y el mercado nacional.
Pero las flores rosaritenses, han dejado de ser un buen un negocio y al igual que otras empresas en al región han sufrido la depresión económica lo que ha generado la reducción de personal y horarios, pero pese a ello los colores y el brillo de estos elementos naturales aún siguen siendo una pieza invaluable en esta ciudad.
Nichos de flores en la ciudad
Cuatro de ellos están ubicados cerca del camino vecinal El Descanso, en el Ejido Primo Tapia, a casi 3 kilómetros de la carretera libre Rosarito - Ensenada, se encuentran ubicadas las parcelas de flores. Detrás de las montañas, Los colores naturales de las flores resaltan y dan vida a quienes habitan el hogar además de ser una fuente de empleo para quienes habitan cerca.
Entre claveles, rosas, místicas y nardos son los que embellecen de forma silenciosa los ranchos que se ubican cerca del lugar.
Floricultura en descenso
Aunque están alejados de la ciudad la crisis económica también les ha generado impacto económico, ya que a la fecha se ha reducido el número de cosecha ya que se semanalmente se logran alrededor del tres mil por semana, cuando en años anteriores se colectaban hasta 35 mil por semana. Esto, por lo tanto ha generado el despido de trabajadores de las empacadoras de flores en la ciudad.
Así lo comentó, Don Isidro Villalobos, encargado del rancho las Dos Palmas, donde entre las buenas memorias recuerda cuando se tenía una población importante de empleados.
Rodeados de un ambiente natural por la cercanía del fluido Arroyo El Descanso y hasta el cantar de los pájaros, todo pareciera como si no existiera ninguna problemática, pero el enfoque natural de los que laboran son quienes más lo resienten.
Incluso en algunos ranchos se han tenido que limitar en la siembra de flores, como el caso del rancho Las Dos Palmas donde tan sólo cosechan claveles y en cantidades mínimas.
“Ahora sólo estamos trabajando dos días por semana, el martes y el viernes, los demás días ya no se trabaja porque no hay en que trabajar, todo se acabó, no hay nada que hacer”, comenta don Isidro mientras relata el cambio que ha sufrido el campo.
Nada más los recuerdos quedan
Atrás quedaron los recuerdos cuando no se daban abasto con el trabajo en la siembra y colecta de la flores, comenta don Isidro mientras mira con tristeza el área de la empacadora donde la fe no decae luego de tener una imagen de la virgen de Guadalupe y donde la adornan con luces de colores y claro, con una ofrenda de flores.
Y es que, comentó, tienen la esperanza que un día las cosas cambiarán, como antes, cuando la mayor parte de las flores se exportaban hacia Estados Unidos, casi un 80 por ciento y el 20 se vendía a la región, pero por ahora tendrán que continuar con un sistema diferente, adaptarse a que todo se queda en tierras mexicanas, no hay ventas para el país vecino.
“La cantidad que sale, no vale para cubrir los gastos del viaje, la agencia aduanal, si llevamos 3 mil claveles, cuánto vamos a gastar, no sale”, lamentó el trabajador.
Incluso, había días en que la gente de Ensenada, Tijuana y Mexicali viajaban hasta El Descanso para poder adquirir las flores de tierra rosaritense.
Es por eso que sólo esperan que esta crisis pase y poder regresar a los tiempos de antes.
“Hubo tiempos muy buenos que tuvimos trabajando de 12 a 10 horas diarias, cuando el tiempo lo tenias hasta los domingos, pero ya no”.
Recuerda cómo los primeros en participar en el trabajo de campo fueron personas provenientes del sur de la república particularmente de Guerrero y Guanajuato, pero son en su mayoría gente de ejido quienes ahora laboraban en el área.
“Pero ya ahora los que quedan son casi gente sola, hombres que no tienen familia y la van pasando con los dos días de trabajo que les dan aquí”, comentó.
Pocas horas de trabajo, pocas ganancias
Es en estas áreas, donde los trabajadores no se dan el lujo de perder el tiempo mientras permanecen ahí, lo que piden son más horas de trabajo.
“Ahora es diferente, tenemos dos días de trabajo por semana y póngale, ganamos como 250 pesos por semana, qué podemos hacer con eso”, mencionó.
Y hasta él mismo se cuestiona qué es lo que se puede comprar con ese sueldo cuando la canasta básica tiene precios elevados.
“Hay más invernaderos, pero tan sólo en este cañón del Descanso hay cuatro, pero todos estamos pasando por la misma crisis hay otros que tiene una mayor producción pero también rebajan sus días de trabajo porque no hay ventas como antes la había para Estados Unidos”.
De nada serviría el esfuerzo de autoridades
Para algunos trabajadores de esa zona, parece no darle importancia si se implementan planes anticrisis o medias para reactivar la economía ya que sus ventas están puestas en manos de los mercados americanos.
“Pueden las autoridades ayudar aquí pero sólo en producir, pero que vamos hacer con la producción, porque si no tenemos clientes”, describió don Isidro.
Incluso, dijo que de nada servirían dichos apoyos ya que si no hay demandas el producto tendrá que irse a la basura.
“Hubo veces que la cosecha se tuvo que tirar, toda un día porque no hay ventas”.
Obtenido el 2 de marzo de 2009 de: http://www.el-mexicano.com.mx/noticias/estatal/2009/02/23/se-marchita-la-floricultura-de-rosarito.aspx
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