Publicado en octubre de 2005.
La negligencia de las autoridades bajacalifornianas permite que los desarrolladores urbanos invadan áreas de reserva ecológica para construir zonas habitacionales. El problema se ha extendido incluso a las superficies rurales
Antonio Heras
Aunado a esto, destacan los vacíos legales pues según señala la académica, ni los desarrollos industriales ni los comerciales están sujetos a la normatividad que exige destinar el 3 por ciento del terreno a áreas verdes. Para la doctora Rojas Caldelas, estos desarrollos también deberían participar en la conservación de los sistemas ecológicos, una de las funciones primordiales de las áreas verdes.
La investigadora advierte que más que la falta de planes de desarrollo urbano, el problema radica en la nula instrumentación y evaluación por parte de las autoridades responsables de atender esta situación. Eso nos ha obligado, afirma, a presentar proyectos que cuentan con sustentabilidad para su operación, pero un obstáculo es que en los desarrollos habitacionales es insuficiente el porcentaje que se destina para áreas verdes, por lo que se requiere revisar el reglamento para desarrollar fraccionamientos.
La doctora Rojas asegura que la falta de áreas verdes en los proyectos habitacionales es uno de los problemas que se registran en la actualidad en la entidad, aunque son diversos y se encuentran interconectados, como es el caso de la calidad del aire, el medio ambiente, el desarrollo urbano, el abastecimiento de agua, entre otros.
En entrevista en el campus Mexicali de la UABC, la especialista en planificación e impacto ambiental, planeación regional-urbana, diseño urbano y arquitectura del paisaje, conversa sobre los impactos que tienen estos aspectos para las sociedades contemporáneas y establece que no hay parámetros adecuados a la realidad mexicana pues son referentes internacionales.
Puntualiza que “los ecosistemas son diferentes. No es lo mismo Chihuahua, Tabasco o el desierto”, expresa. Agrega que es necesario hacer un índice de áreas verdes para Mexicali, hacer cuantificable tanto lo público como lo privado, así como realizar un saneamiento con árboles, ya que los parques son de uso público e implican el equipamiento de la ciudad.
Vacíos legales
Los vacíos en la legislación vigente entorpecen el cuidado de las áreas verdes, consideradas por los especialistas como patrimonio de las comunidades. Rojas Caldelas, integrante del Sistema Nacional de Investigadores, reconoce que en el caso de las lagunas Xochimilco y México ni siquiera se ha delimitado un polígono y tampoco se cuenta con un decreto en el que se considere la conservación de los cuerpos de agua.
En este sentido, añade, las ciudades “están sueltas”, a pesar de que las áreas verdes son patrimonio de la ciudad y deben tener status de conservación. De ahí que se les deba asignar un uso y además suministrar recursos para su mantenimiento, ya que tampoco se ha “amarrado” la parte jurídica ni el financiamiento.
“Están al garete y es necesario crear fideicomisos”. La investigadora advierte que las dependencias gubernamentales de ecología no trabajan en planeaciones relacionadas con el desarrollo urbano, hasta ahora, dice, “no se han dedicado más que a armar proyectos prioritarios, pero por presión social”. Entonces su papel se limita tranquilizar a la opinión pública, a pesar de las necesidades de las comunidades.
Maestra en Ciencias en Planificación de los Recursos para el Desarrollo Regional y Rural por la Universidad de Aberdeen, Escocia, y doctora en Urbanismo por la Universidad Nacional Autónoma de México, admite que para crear áreas verdes se debe tener orden porque están interrelacionadas y asociadas con otros factores por lo que también se deben considerar factores, como la calidad del aire y la basura.
El aparato gubernamental hace planes pero no hace evaluaciónes ni seguimientos, abunda Rojas Caldelas, integrante de la Red Nacional de Investigación Urbana e integrante del proyecto de Observatorio Urbano que se desarrolla en Baja California y que se instrumentará en Tijuana y Mexicali. Por ello, dice, el seguimiento a la normatividad queda al garete y puede llegar a dar pie a la corrupción.
En los planes de desarrollo urbano las áreas verdes están consideradas como zonas de conservación pero se utilizan, terminan por ocuparse y además no se traduce en gestión real.
La investigadora de la UABC reconoce que a diferencia de San Luis Río Colorado, Sonora, la ciudad de Mexicali está rodeada de un valle en donde las extensiones agrícolas son áreas verdes y productivas, en donde hay cuerpos de agua, espacios de conservación ecológica, dunas, que merecen ser conservadas.
Déficit en áreas verdes
Tras afirmar que se requieren más o menos de cinco áreas verdes en la ciudad, advierte que hay déficit en cuanto a metros cuadros por habitantes y señala que “no vamos a llegar a los 10 metros cuadrados por habitante” como señala la norma internacional.
Compara esta situación con la realidad de otras zonas áridas, como es el caso de Phoenix y Tucson, Arizona, que tienen un medio ambiente y ecosistema similar al de la capital de Baja California. El reto es sostener un bosque en el desierto en donde el futuro no es promisorio por falta de agua.
“El gobierno no ha jerarquizado las áreas verdes”, en Tijuana la situación es grave (menor al metro cuadrado por habitante) aunque en Mexicali la situación no es diferente (oscila entre el 1.2 y 1.5 metros cuadrados), por lo que hace falta la distribución de áreas verdes en la ciudad.
La Coordinadora de la maestría en Desarrollo Urbano de la Facultad de Arquitectura reitera que los factores ambientales están interrelacionados y no sólo se deben ponderar los programas de verificación vehicular, sino también los de vegetación, porque hay referentes, como el Programa de Calidad del Aire en donde se menciona que faltan áreas verdes y de conexión de fenómenos ambientales. “Es como en la acupuntura, todo cuenta”.
Los índices ambientales demuestran el deterioro de la calidad del aire en Mexicali, municipio que ocupa uno de los primeros lugares en el registro de partículas menores a 10 micras (PM10) –polvos diminutos que acumulan bacterias y polen, entre otros elementos, y que al respirarse causan enfermedades respiratorias y alergias–. Es un asunto que debe revisarse de manera binacional entre México y Estados Unidos por el impacto ambiental en la región.
Desorden y acciones impostergables
La investigadora señala que hay que generar sombras más que áreas de pasto porque son costosas en ciudades en donde hay problemas de agua.
Categórica, argumenta que dado que las autoridades no ponderan la importancia de las áreas verdes se generan condiciones adversas, como permitir que los fraccionadores dejen pocas oportunidades reales que contribuyan al enverdecimiento de la ciudad.
Al construir casas pequeñas, los desarrolladores eliminan la posibilidad de áreas verdes en las casas incluso cuando apenas caben los carros en esos fraccionamientos y se generan “islas de calor” por el cemento, por las ciudades “cementadas” en donde hasta el uso de aparatos de aire acondicionado provoca un mayor calentamiento de la ciudad.
Define que cuando se habla de áreas verdes no sólo se aduce a los parques, sino a las áreas de conservación y a las productivas, de ahí que pondere la relación con los espacios públicos, privados y las zonas de producción.
Hay un desorden y los desarrolladores están saliéndose de las áreas de reserva de las ciudades y van a zonas rurales, lo que es inadecuado porque provocan costos elevados por el transporte, agua, manejo de residuos y otros servicios que terminan por representar una carga económica para los municipios.
Luego de pronunciarse por proteger la vocación del Valle de Guadalupe y del Valle de las Palmas, la doctora Rosa Imelda Rojas afirma la necesidad de diseñar un modelo de gestión para operar fuera de zonas urbanas, sobre todo en Tijuana, Tecate y Rosarito, “en donde se pondere la sustentabilidad del área, en cuanto el agua, la basura y la energía”.
Déficit en zona vieja de Mexicali
A diferencia de la zona vieja de la ciudad, los nuevos desarrollos sí cumplen con el reglamento de proporcionar el 3 por ciento para áreas verdes, asegura el Director de Desarrollo Urbano de Mexicali, José Luis Rodríguez.
El funcionario municipal comenta que hay colonias, como Pueblo Nuevo, en donde se hace un esfuerzo por forestarlo porque carecen de las áreas verdes que se requieren, a partir del programa “Mexicali Bello” que incluye una serie de acciones de rehabilitación y de imagen urbana.
Rodríguez advierte que en la capital de Baja California se registra un 2 por ciento de áreas verdes y aunque en apariencia falta poco para llegar al 3 por ciento, “en porcentajes representa mucho”.
En este caso, señala que no hay casos de desarrollos urbanos fuera de las áreas reservadas para la ciudad al existir un plan de Centro de Población que tiene vigencia hasta 2010 y está próximo a publicarse el referente al 2025, lo que permitirá tener una planeación por otros 15 años más, en donde no se pueden autorizar desarrollos si no están incluidos la ubicación y la factibilidad de servicios por parte de la Comisión Federal de Electricidad y de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Mexicali, organismo administrador del agua potable, aunque reconoce que hay 44 asentamientos urbanos irregulares.
Estos asentamientos son, entre otros, La Caldera y Milenio, en Islas Agrarias; Palmeras, Faisanes, Villa Coahuila y Nuevo Amanecer, en la zona de la Delegación Progreso; Nuevo Milenio, Arboledas, rumbo a San Felipe.
“Los promotores le han echado ganas a la construcción y entrega de parques para que el ayuntamiento los cuide, además de que hay casos en que entregan dos árboles por casa para enverdecer la zona, pero con el tiempo ya no existen o se plantan y sólo quedan las varitas”, dice. El funcionario agrega que para 2005 se consideraron siete mil 500 acciones de vivienda del Infonavit, que equivalen a 15 mil árboles; “pero no siempre los cuidan” los moradores de las nuevas casas.
El director de Desarrollo Urbano comenta que hay proyectos que dotarían de nuevos pulmones a Mexicali, como es el caso del Bosque Renacimiento que se proyecta al este de la ciudad y que se encuentra detenido por algunos trámites gubernamentales. (Antonio Heras)
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