REVISTA DE POR ACÁ

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lunes, 2 de febrero de 2009

Arrojados e inexpertos, la nueva camada de sicarios



Veinteañeros, los killers que sustituyen a los narcojuniors en Tijuana

JUAN VELEDÍAZ /ENVIADO
El Universal
Lunes 08 de diciembre de 2008
justicia@eluniversal.com.mx


T IJUANA, BC.— Luis Ramírez Vázquez oteó por la ventana de la casona y comprendió que estaba rodeado. Horas antes, tropas del Ejército habían desplegado varias unidades por calles aledañas a la Privada Berna, en el fraccionamiento Chapultepec, donde la mañana del sábado 25 de octubre los vecinos fueron despertados súbitamente por los disparos y el ruido de vehículos militares. Testigos de aquel enfrentamiento recuerdan que Luis, conocido como El Güero Camarón, pretendió amedrentar a los soldados disparando su rifle desde una ventana y, poco después, con el traqueteo de un Avtomat Kalashnikov (AK-47), aunque lo único que logró fue una nutrida respuesta de fuego, durante la que un disparo alcanzó a rozarle una pierna.

Sometido e interrogado por los soldados, lo primero que llamó la atención de éstos fue que confesara que, a sus 28 años, tenía bajo su responsabilidad desde hace más de seis el manejo logístico y financiero para pagar a los policías municipales de Tijuana que trabajaban para el cártel de los Arellano Félix. A causa de sus declaraciones fueron arraigados en los días posteriores cinco comandantes y 15 agentes de la corporación. Cuando se revisó su perfil resultó que a los 20 años tuvo sus primeros “trabajos” como pistolero; entonces se le encomendó eliminar a ciertos adversarios. Algunos de sus cómplices lo describieron como un operador hábil que supo ganarse la confianza de Fernando Sánchez Arellano, primogénito de Enedina Arellano Félix, identificado como El Ingeniero y líder del mermado cártel de Tijuana. Es el nuevo patrón de pistoleros en Tijuana: cada vez más jóvenes y osados.

A El Güero Camarón los militares le encontraron en esa casa del fraccionamiento Chapultepec, donde fue detenido, 12 mil dólares en efectivo, armas, cartuchos, chalecos antibalas, decenas de teléfonos celulares y granadas de fragmentación, aunque lo que más sorprendió fue la edad de su acompañante, Estefani Benítez Villa, una veinteañera nacida en Culiacán, Sinaloa, de aspecto cándido, de quien se sospecha había sido ya compañera sentimental de otro miembro de la organización criminal.

“Son la nueva ‘carne de cañón’, en su mayoría jóvenes enviados por delante con una responsabilidad que antes tenían sus jefes, quienes o han muerto o han sido detenidos”, explica Rommel Moreno, procurador de justicia de Baja California.


Pistoleros a los 20

Otro ejemplo de esto fue el promedio de edad —24 años— entre las 13 personas que murieron la madrugada del 26 de abril pasado en las calles de esta ciudad, fecha que las autoridades identifican como el principio de la fractura interna del cártel de Tijuana, con aquella balacera que abrió la confrontación protagonizada por sicarios liderados por Teodoro García Simental, El Teo, contra el grupo afín a El Ingeniero.

Autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública y la Procuraduría estatal atribuyen a El Tres Letras, como se le conoce a Simental, la llegada de jóvenes pistoleros provenientes de otras partes del país. El punto de conexión, de acuerdo con funcionarios de ambas dependencias que solicitaron no ser identificados, se corrobora cuando tras la refriega de aquel mes, El Teo abandonó Baja California para resguardarse en Sinaloa, donde habría pactado apoyo logístico y financiero con el grupo encabezado por Joaquín El Chapo Guzmán, Ismael El Mayo Zambada e Ignacio Nacho Coronel, para hacerse con el control de toda la zona fronteriza de Baja California respaldado por una nueva camada de jóvenes reclutados por la organización sinaloense.


La nueva generación
Entre mayo y principios de septiembre disminuyeron los asesinatos, hasta que el viernes 26 de septiembre se reactivó la sangría, que no cesa y en los primeros 50 días —hasta el pasado viernes 14 de noviembre— sumaron 310 muertes por disparo de arma de fuego.

La policía de San Diego dio a conocer recientemente un reporte difundido en medios locales de aquella ciudad estadounidense sobre la violencia en Tijuana y, al alertar a sus ciudadanos acerca de la ola de inseguridad, precisaba que los jóvenes killers que protagonizan la mayoría de los incidentes con armas de fuego son más “arrojados e inexpertos” que los que hubo en esta ciudad durante la década de los años 90, los llamados narcojuniors.

Quizá esto explique el alto índice de veinteañeros en los homicidios dolosos cometidos durante los últimos meses. Del análisis de las muertes violentas por disparos de arma de fuego, Daniel de la Rosa, secretario de Seguridad Pública estatal, dice que la mayoría no excede los 25 años de edad y proviene de otros estados. “Lo detectamos al momento en que vienen a recoger los cuerpos; entidades como Sinaloa; principalmente Michoacán; de Jalisco han venido varios; de Veracruz resultaron también originarios; son gente joven que incluso en sus entidades no tienen un antecedente penal pero que el crimen organizado los coopta, de tal forma que les ofrece algunos pagos y vienen a delinquir (…). La mayoría no excede los 25 años, de 19 a 25 años (en) promedio”.

La imagen de El Güero Camarón —transportado con una pierna inmovilizada en un diablito cuando fue presentado en rueda de prensa— produjo comentarios mordaces en blogs fronterizos, uno de los cuales parafraseaba: “Camarón que se duerme, se lo llevan en diablito”.

Luego de la captura de El Güero Camarón, la disputa interna del cártel ha dejado una estela de violencia donde el incremento de cuerpos decapitados y el decomiso de armas han devenido en “huellas digitales” para mostrar las particularidades debidas a la irrupción de los “nuevos killers”. Porque aparte del dato de que se trata en su mayoría de jóvenes, las autoridades también han encontrado que los peritajes de los cuerpos mutilados revelan una “técnica” similar a la que se ha hallado en otras osamentas encontradas en entidades como Durango, Chihuahua y Sinaloa.

El fenómeno tendría con estos detalles una ruta novedosa en el modus operandi, ya que a diferencias de otros años, en este 2008 Tijuana ha servido como “escaparate” del modelo operacional del crimen organizado —al emplear a gente cada vez más joven e importar el modelo de terror con decapitaciones— para tomar el control sobre el paso de droga por la región.


Niños mueren, jóvenes matan

El hecho de que los individuos involucrados en homicidios cometidos con arma de fuego sean, principalmente, menores de 25 años, podría significar que, a diferencia de otros años, ahora son los más jóvenes quienes van al frente de estas acciones criminales. Antes, afirma Daniel de la Rosa, secretario de Seguridad Pública estatal, los varones que rondaban esa edad o mayores eran oriundos de Baja California y, en muchos casos, de nivel socio económico medio alto (los conocidos narcojuniors de los 90), pero ahora son muchachos fuereños y que por su juventud “podríamos decir que muchos deberían estar en la escuela o en otra actividad”. Y es aquí, añade el funcionario, donde el problema tiene facetas que exigen del gobierno una respuesta social, más que policiaca.

Noviembre terminó y en Tijuana el índice de violencia se mantuvo al alza: el último fin de semana ocurrieron 42 muertes por arma de fuego: tres de las víctimas eran niños de cuatro, 13 y 14 años.
Obtenido el 2 de febrero de 2009 de: http://www.eluniversal.com.mx/nacion/164276.html

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