REVISTA DE POR ACÁ

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viernes, 11 de febrero de 2011

¡Qué frío!


Ecoanálisis


Alberto Tapia Landeros*



La mañana del jueves 3 de febrero pasado, me asomé por la ventana de casa y vi una escena que hacía mucho no veía. La pequeña bandeja de piedra en nuestro jardín, que es abrevadero de gorriones, palomas inca y chanates mexicanos, tenía su agua congelada, todavía a las siete de la mañana. Algunos gorriones asombrados picaban el hielo o se resbalaban en él.

Para estos diminutos pájaros de corta vida, quizá era el primer hielo que experimentaban en su vida. Y si se congeló este delgado espejo de agua es porque seguramente el termómetro descendió a muy cerca de los cero grados centígrados. La noche anterior los noticieros televisivos anunciaban records rotos de bajas temperaturas para algunos lugares serranos del Norte mexicano. Ciudad Juárez estaba a menos 14°C. El Este estadounidense era azotado por la peor tormenta invernal de los últimos 40 años. Europa está paralizada por el hielo. No obstante, para cuando usted lea esto, el termómetro habrá ascendido y hay quienes predicen clima primaveral para este domingo. Esperemos que así sea.

En la historia de esta ciudad ha habido dos nevadas. Una en 1928 y otra la noche de Guadalupe de 1932. Desde entonces Mexicali no ha vuelto a vestirse de blanco. Cuando asistía a la Primaria Leona Vicario, recuerdo que alrededor de 1953, vi escenas heladas en la ruta desde la calle Bravo a esta histórica escuela mexicalense. Los techos de las casas estaban cubiertos de hielo y hasta estalactitas colgaban de algunos de ellos. Alrededor de los años sesenta, algunas mañanas invernales tuvimos que romper el hielo del tambo de agua donde lavábamos las gamuzas para limpiar los vidrios de los carros de nuestros clientes, en la gasolinera Unión 76 de Bravo y Obregón. Mi padre les recomendaba agregar alcohol a los radiadores para que no se congelaran y se partiera el bloque del motor.

Para 1980 el promedio de días de heladas en la historia de Mexicali era de 20 en el año. Pero en las últimas dos décadas del siglo pasado las bajas temperaturas se ausentaron, al menos, en esta parte de Baja California. “Es el cambio climático”, dijimos. “El calentamiento global ya no permite heladas en el desierto”. Pues no. Sí hay un cambio climático pero al parecer errático, o al menos extremo. Inviernos más fríos y veranos más calientes. Y pudiese resultar que el frío agudo desencadene una nueva era del hielo.

En la historia climática de Europa se tiene bien identificada la llamada “pequeña era del hielo”, la cual aconteció a partir de 1690 y hasta 1750, para repuntar de nuevo en 1850. Fueron inviernos de hielo perpetuo para Inglaterra, Alemania, Francia, España, Portugal y Norte de Italia. Y no se diga en la antigua Rusia. La cuna de la cultura moderna occidental ya vivió lo que es una era glacial.

En América todavía no hay estudios concluyentes que nos digan si aquel frío se manifestó aquí también. Sólo notas aisladas en diarios misionales como el de Wenceslao Linck, primer europeo que divisó la Sierra de San Pedro Mártir desde el Sur. Llegó hasta ver los primeros pinos y una nevada casi los congeló, excepto a dos alemanes reclutados para la expedición y que posiblemente estaban aclimatados a tan bajas temperaturas. Esto sucedió en 1766, año intermedio del último periodo glacial europeo mencionado. Y como los nativos peninsulares no desarrollaron algún tipo de escritura, tampoco dejaron registro de hielos del pasado en Baja California.

Según los mapas construidos recientemente sobre la última época de hielo en América, la frontera glacial sureña no llegó hasta lo que hoy es México. De cualquier manera, nuestras sierras, como Juárez y San Pedro, incluso quizás hasta El Centinela y El Cuchumá, debieron tener nieve durante todos los inviernos de hace 12 mil años para atrás. Entonces estábamos en el primitivismo o salvajismo. Pero ya dominábamos el fuego y las herramientas de piedra. Sobraba leña y escaseaban los humanos. Cualquiera podía encender una fogata y no congelarse.

Si se diera otra repentina “pequeña era glacial” seguramente sobreviviríamos debido a la vasta tecnología generada en los últimos dos siglos.

Gracias por sus correos. Al parecer los “periqueros” tienen tomada la ciudad. ¡Los reportan de todas partes!

*El autor es profesor-investigador del CIC Museo, UABC. Correo electrónico: altapialanderos@gmail.com Publicado originalmente en el diario La Crónica el 6 de febrero de 2011.
http://www.lacronica.com/EdicionImpresa/EjemplaresAnteriores/BusquedaEjemplares.asp?numnota=720323&fecha=06/02/2011

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