Para esta tierra, todos los besos

Zona Libre

Jesús López Toledo

No tenemos cañones, la artillería es magra y la pólvora espera para otros menesteres, en su lugar hemos de tender de Los Algodones al corazón primero en latir en Mexicali, Pueblo Nuevo, una cama de pétalos de Rosas de Damasco, con telas, tapetes, gobelinos y brocados damascenos, sedas de Bengala y terciopelos de Beirut, que cubran palmo a palmo la ruta de los pioneros, buscando sus huellas, tratando de encontrar bajo sus pliegues, secretos mensajes que hayan dejado para nosotros.

106 años y la vida alegre y placentera, nos sigue acompañando. Mexicali de la madre Calafia, de la calida fornax, descendiente de indómitas amazonas, que levantaron con sus leyendas, el templo de la esperanza y de la fe que se empecinó en vencer la inhóspita región, agreste y lejana del mundo confortable, está de fiesta junto a sus hijos nativos y los que en forma voluntaria se acogieron a sus bondades.

Junto a la brisa del mar de San Felipe, a los vientos frescos y olorosos a pino del Valle tan querido, hemos de respirar la atmósfera que para este día, luce otro rostro aquí en Mexicali.

Esparciremos por todos los rumbos aromas de pomelo, vetiver, madera de sándalo, incienso, mirra, pachuli, alcanfor de Sumatra y Borneo, la más exquisita perfumería de Oriente, porque la ocasión lo amerita, porque el año que se agrega a nuestra vida colectiva, demanda más, pero es todo lo que tenemos y el corazón sólo da lo que tiene.

Sazonaremos nuestras viandas para el festejo con canela, comino, pimienta, índigo, jengibre, caña de azúcar árabe o persa, hojas de salvia, tomillo, menta, raíces olorosas a sabor divino, y en mesa de medida eterna nos hemos de unir, reunir, encontrar, reencontrar, para alzar la copa cristalina que signifique el placer que nos invade al brindar por esta ciudad amorosa, cálido refugio de los que llegan de otros lares y cuna sin igual de quienes aquí han visto los primeros rayos del Sol y dado el primer respiro a la humanidad.

Calmaremos nuestros cansados pies con ungüentos y bálsamos especialmente tomados del almizcle, la algalía, el ámbar gris, el castóreo y los aromas insuperables traídos de los confines más remotos del mundo, de allá de donde llegaron los primeros pobladores que dejaron la vida en surcos, canales y desiertos. Nada es suficiente para tan especial suceso.

Pediremos a los Santos Mártires, Severo, Severino, Carpóforo y Victorino, junto con los Cuatro Santos Coronados, Nicóstrato, Sinforiano, Cástor y Simplicio, patrones protectores de la sociedad, que nos sigan cubriendo con su manto, que alejen los malos espíritus y las negras acechanzas que nos tienen en la esquina de la desesperanza.

Hemos de solicitar amablemente al Obispo y sacerdotes que de sus campanarios salgan 106 toques de campana, a los músicos hijos de Santa Cecilia, que unidos canten por toda la ciudad 106 veces las mañanitas, que contemos los 106 cuentos de la noche de los 106 años, que nos demos 106 abrazos, 106 veces, que Mexicali es un año más generosa, y más madre de bendecidos y desamparados.

Especiales recuerdos envueltos en el silencio del respeto y el agradecimiento hemos de obsequiar fraternalmente a los dueños originales de este suelo, a los indígenas hermanos hoy en desgracia, a los hindúes, japoneses y chinos, que en sólido abrazo con mexicanos venidos de otros lugares, labraron a cal y canto, pulieron la piedra bruta y burilaron la historia con gestas no cantadas con el esplendor que merecen, lo que hoy nos toca gozar en este aniversario. Mexicali sigue de pie, sus raíces se hunden más en la trascendencia, sus ramas se ensanchan rumbo a un futuro mejor y sus frutos, dulces y amargos, adornan nuestra vida. Bonitos 106 años los que tenemos ahora, no los olvidemos nunca dando a nuestros padres y a esta tierra, pródigamente todos los besos que tengamos.

*El autor es profesor y sociólogo, residente de Mexicali.

Publicado en el diario La Crónica el 14 de marzo de 2009. Obtenido el 15 de marzo de 2009 de; www.lacronica.com.