REVISTA DE POR ACÁ

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sábado, 13 de marzo de 2010

Matrimonios gay en México y la paradoja en Baja California



Por Mariana Martínez
Fri, Mar 12, 2010

Baja California ha entrado al a polémica nacional sobre los matrimonios gays, luego de que el gobernador panista José Guadalupe Osuna Millán y su homologo de Jalisco promovieran una demanda que busca no reconocer los matrimonios gays celebrados en el Distrito Federal a partir del 4 de marzo.

Y es que la ley de convivencia del Distrito Federal, que entro en vigor apenas la semana pasada, legaliza la unión entre personas del mismo sexo y tiene que ser respetado como válido en el resto de México. Incluso se plantea un cambio a las leyes de seguro social, créditos hipotecarios infonavit y acceso a créditos, así como la adopción, como parte del reconocimiento de derechos iguales a estas parejas.

Paradójicamente, el visitado sitio de activismo gay en México, Anodis define a Tijuana como “una ciudad tan acogedora como “valemadrista” y la publicación Gay and Lesbian Times la describe como una ciudad más tolerante incluso que San Diego, California; ya que mientras en esta la comunidad gay se hace visible solo en ciertas zonas como en Hillcrest, en Tijuana los gays están en todo tipo de zonas residenciales, laborales y sitios de diversión de todos los niveles.

Esta tolerancia y apertura tan contrastante con la actitud de los políticos estatales, son resultado de una serie de factores históricos entre los que esta una población flotante proveniente de todos los rincones de México, una de una lejanía del centro conservador y la influencia liberadora del movimiento gay en California.

Para el comunicólogo Francisco Murillo, Tijuana ofrece una ventaja frente otras ciudades por ser un espacio que ofrece una cultura amplia, que expone a formas diferentes de vivir y a valores sociales diversos, lo que facilita el camino.

“Otros factores son los espacios de anonimato que dan las grandes ciudades o una línea fronteriza” explica Murillo, “ayudan en el sentido de que dan una seguridad fundamental que después puede prescindir del anonimato”.

Esta percepción coincide con las investigaciones realizadas por el doctor Raúl Balbuena Bello, investigador y catedrático del Centro de Investigaciones Culturales de la UABC en Mexicali cuyo trabajo se enfoca a la identidad homosexual.

Para Balbuena, todas las ciudades fronterizas tienen relación con sus pares, pero estos lazos implican cuestiones sentimentales, familiares, comerciales y la gente homosexual se mueve muy hábilmente entre esos espacios.

“Lo que he encontrado como constante es que la gente [gay] de Tijuana y Mexicali escapa de las identidades sociales escapando a San Diego y Los Ángeles y encuentran cosas que estas ciudades no ofrecen” explica Balbuena, “principal-mente en el consumo sexual, como son las casas de baño, librerías con cabinas eróticas, sex shops… y esto no se encuentran en la ciudad y la comunidad no las pide, porque ya están allá y no existe tanta necesidad”.

La fuerza económica de los homosexuales es también un factor clave que les permite también acceder a numerosos espacios de diversión y vivienda sin miedo a exclusión alguna.

En el sitio de clasificados nacional “Comparto Depa” se muestran al menos 295 anuncios de la categoría “gays” “Tijuana” entre los cuales se anuncian rentas de hasta 10 mil pesos por una residencia compartida, muy por encima del promedio de la ciudad.

“Busco un departamento muy bien ubicado de preferencia en zona Río, me gusta vivir bien soy una persona trabajadora y muy confiable, estoy dispuesto a pagar muy bien por un muy buen lugar” dice uno de los anuncios que ofrece seis mil pesos de renta mensual y se describe como un profesionista gay de 26 años identificado como Israel.

Pero a ese “valemadrismo” aparente se le opone la reciente polémica respecto a la resolución de la ley de convivencia, aprobada en el DF y la posible reacción adversa en el resto del país de intentarse una medida parecida o cuando las parejas originarias de otros estados intenten hacer valer su matrimonio.

El editor de una publicación gay y librero de profesión, Oscar Soto, considera que la aprobación de los matrimonios gays es un paso clave para lograr la igualdad de derechos en este país que llena de júbilo a muchísimas personas en todo el país.

“No todos los gays quieren casarse y mucho menos adoptar hijos, pero el lograr que sea una posibilidad, un derecho reconocido es un avance importante en el plano social y legal” dice Soto, “que no se presente una relación como simple “amistad”, por cuestiones prácticas, hasta por el aspecto romántico en el que creemos todos… hasta espiritualmente es importante”.

Y es que según Soto, a muchas parejas gays con larga historia juntos les preocupan además las cuestiones prácticas de su unión, como lo es no tener beneficios de servicios de salud que tienen las parejas heterosexuales, no poder acceder a Infonavit, fondos de ahorros o pensiones de cónyuges.

“Hay muchos casos alguna de las dos familias usurpa el derecho del otro de heredar, muchas mujeres tienen hijos que quisieran dejar en manos de sus parejas y no se les permite y son cosas que afectan a mucha gente” cuenta Soto.

Pero entonces la nueva ley de convivencia del DF, ¿disparará movimientos parecidos e iniciativas de leyes de convivencia en otros estados? Balbuena dice que no es probable, debido a no haber suficiente presión social para salir del cómodo anonimato en el que vive una gran mayoría de la población gay.

En el DF, esta presión se ejerció sobre la comunidad gay desde los años 80s luego de la satanización de la homosexualidad en la epidemia del VIH-Sida, pero esta presión no fue ejercida con tanta fuerza en el resto de México.

“Mientras la homosexualidad no se convierta en un problema político no hay ninguna presión” explica, “es solo cuando la gente se organiza y empieza a luchar por sus derechos que ese aparente “valemadrismo” no es tal, porque en términos de toda la constitución social, cuando uno comienza a constituirse como ciudadano y pedir reconocimiento, es entonces cuando tiene un gran conflicto al ya enfrentarse a prejuicios morales”.

Por lo pronto hay al menos 20 parejas del mismo sexo que ya tienen licencia para celebrar su matrimonio en las próximas semanas y será después cuando venga la verdadera lucha al pedir que esto les sea reconocido en otros ámbitos, incluyendo la adopción; será entonces cuando se pongan a prueba, tanto la sociedad mexicana como sus cortes.

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