REVISTA DE POR ACÁ

Con el objetivo de mostrar la cultura regional en todos sus aspectos, apareció en su segunda época en 2007, en formato electrónico.

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martes, 11 de noviembre de 2008

Playas en el desierto. Los Cabos de la Baja California


Es el rincón más desconocido de México para los europeos, donde los extremos se tocan: de las autocaravanas de viejos hippies a los hoteles de lujo; del avistamiento de ballenas, pesca deportiva y surf a la lucha libre mexicana.

Baja California es una lengua de tierra de 1.740 kilómetros de largo que desciende de la costa oeste estadounidense hasta superar el Trópico de Cáncer. A su derecha queda el Mar de Cortés; a su izquierda, el Océano Pacífico. En total más de 3.600 kilómetros de playas para menos de cuatro millones de habitantes. Un filón que tiene su máximo exponente en Los Cabos.

El Arco es la imagen totémica de Los Cabos. Una espectacular formación rocosa en la divisoria de las aguas del Pacífico y el Mar de Cortés por la que el extremo de la península de Baja California es conocido en todo el continente. Junto a El Arco surge la estrecha Cueva de San Andrés. El itinerario de la pasión conduce a la aledaña Playa del Amor, a la que sólo se puede acceder en yate, en panga (la tradicional barca cabense de pescadores) o tras un descenso de escalada de tercer grado por las rocas. A su espalda, para cerrar el círculo, se encuentra la Playa de los Divorciados.

Los siglos no pasan en balde por Los Cabos. Tierra de conquistadores desde que Hernán Cortés desembarcara en California en el XVI, Cabo San Lucas y San José del Cabo han devenido en un paraíso de playas y hoteles de lujo. La pintoresca bahía cuenta con un puerto de primera clase, la Marina Cabo San Lucas, dominado por pelícanos y 380 muelles flotantes donde amarran desde sofisticadas embarcaciones de pesca deportiva hasta los más ampulosos yates del norte y sur de América.

Es el lugar apropiado para avistar ballenas grises. Los cetáceos pasan el verano entre el mar de Bering y el Océano Ártico y migran en octubre en dirección al Trópico de Cáncer. Allí se refugian en el cabo de Guerrero Negro y bahía Magdalena, en el Pacífico, y en las tranquilas aguas del Mar de Cortés para aparearse y criar a los ballenatos.

Muchos optan por el viaje en autocaravana. Son los campistas, que aparcan en el desierto, junto a las playas de la cara del Pacífico, en el tramo de la nueva carretera Mex 19 que enlaza Cabo San Lucas con Todos Santos. En su mayoría se trata de familias acomodadas y antiguos hippies que apuestan por un estilo de vida diferente y más asequible al que ofrecen los hoteles de lujo de Los Cabos.

A pocos kilómetros de aquí se encuentra la población de Todos Santos. Es Baja California pero podría ser California. Se habla español e inglés. Se cobra en dólares y pesos. Marcus Spahr, de Los Ángeles, regenta y trabaja en el Caffé Todos Santos. Un chef de 58 años que se refugió en las playas de Ibiza y Valencia a finales de los 60 para esquivar su alistamiento a filas durante la guerra de Vietnam. Sus especialidades son los chilaquiles, las quesadillas Xochimilco y la paella.

A unas cuantas calles de ahí, en el Hotel California, se puede comer y dormir muy bien. Al frente de lo primero, el chef belga Dany Lamote, con recetas como dorada a la parrilla con tequila y mantequilla de cilantro o camarones en azafrán de naranja glaseado. De lo segundo, el copropietario, Alejandro Blanco. Preguntamos sobre los argumentos que inducen a afirmar que se trata del famoso establecimiento que inmortalizó The Eagles en su legendaria canción: 1) Ellos estuvieron alojados en el hotel en 1969. 2) Las gentes del lugar corroboran que estuvieron aquí y descartan cualquier otra posibilidad. 3) La canción menciona una misión, un desierto y habla de olor a colitas.

Los jesuitas fundaron una misión en Todos Santos en 1736 y ya en el siglo XVIII fueron potenciales consumidores de marihuana. Tenían plantíos para usos curativos con los que paliar las epidemias que asolaron Los Cabos. Las colitas que menciona el segundo verso de la canción es el nombre que recibe la parte superior del cogollo de la marihuana. La suite ronda los 150 €. Todos Santos se encuentra a 77 kilómetros de Cabo San Lucas.

Entre esta villa costera y San José del Cabo hay 33 kilómetros de arenales donde se arraciman los cuarteles generales de la vida lujosa. Aquí se encuentran, entre otros, el Esperanza Resort Spa y el Hotel Fiesta Americana, donde la habitación doble más accesible sube a 4.303 $, unos 2.830 € al cambio por día de estancia. También es el lugar para buscar un buen campo de golf de 18 hoyos.

Los Cabos es el enclave mexicano más desconocido para los europeos. Un exotismo que ofrece un abanico de posibilidades.

Tomado de: http://www.menstyle.es/viajes/reportajes/articles/080906-los-cabos.aspx el 11 de noviembre de 2008.

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